30/11/08

Ruta de viaje

Un día se fue. Desapareció sin más. No hubo despedidas y ni siquiera le concedió a nadie la posibilidad de hacerle cambiar de parecer. Guardó algo de ropa, algunos recuerdos y sus más esenciales pertenencias en una pequeña maleta que cerró con dolor, decepción, profunda soledad y ese sentimiento de culpabilidad que sólo aparece cuando en realidad no has hecho nada pero, aún así, el resto del mundo parece culparte por algo que esperas poder llegar a descubrir algún día...

No se iba persiguiendo sus sueños, para eso ya era muy tarde (el último tren que conducía a lo que más deseaba había partido hacía muchos meses...) y aunque viajaba ligera de equipaje, a cada paso que daba le pesaba más todo aquello que se llevaba a cuestas, todo aquellos que los kilómetros (al menos de momento) no estaban siendo capaces de dejar atrás.

Tampoco iba en busca del paraje más paradisíaco de la tierra, de la ciudad más bonita o del pueblo más tranquilo. Su destino era la lejanía y lo desconocido. Un lugar dónde no conociese a nadie, dónde no tuviera que sufrir por nadie y nadie fuese a sufrir por ella; dónde no tener que dar la cara por nadie a sabiendas de que jamás nadie la daba por ella y dónde tampoco nadie se fijase en lo que hacía pero, sobre todo, en lo que no hacía o dejaba de hacer... Un lugar dónde no existiesen las mentiras piadosas ni los secretos de los que solo ella era la encargada de ponerles candado y guardar bajo llave. Un lugar lejos de todo y de todos.

Viajaba sola, triste y profundamente cansada, sin fuerza alguna con la que poder dar ánimo a nadie más. Viajaba derrotada tras su última cruzada personal. Vendió todas y cada una de sus armas al mejor postor (quizás incluso al enemigo. Ya ni siquiera lo recordaba, pero en realidad tampoco le importaba), dio un paso atrás en la contienda y se rindió tras la que fue su última batalla. A partir de ahora no volvería a prestar su ayuda en ninguna causa (fuese justa o no, su criterio siempre resultaba ser erróneo) y, mucho menos, a ser soldado raso a las órdenes de nadie. La guerra, para ella, había concluido.

Se iba en busca de su propia libertad (eso acerca de lo que tanto había oído hablar pero que, en realidad, ni quisiera sabía lo que era...); de aire puro y carente de resentimiento, rabia, celos, egoísmo, desconfianza, cinismo e hipocresía.

Era totalmente consciente de que ese lugar no existía y que todo aquello que daba cuerda a su motor interno no eran más que deseos y anhelos utópicos pero, a pesar de ello, seguía caminando porque lo importante (lo realmente importante para ella) no era llegar o no a un destino concreto, sino el camino que estaba recorriendo. Lo realmente importante era el camino que, por fin, se había atrevido a emprender...

A la mañana siguiente se despertó cansada, empapada en sudor frío y lágrimas agridulces y, tras abrir los ojos, se dio cuenta de que todo había sido un sueño. Pero... ¿desde cuándo soñar con una ruta de viaje implica que esa ruta no sea posible de seguir?

14 comentarios:

Unknown dijo...

Bien elegidas cada una de las palabras... como verás, hoy tengo tiempo libre... voy de blog en blog, empapandome de maravillas como esta. Gracias!!! saludos!!!

Unknown dijo...

Me ha encantado este texto, tal vez más que ningún otro hasta ahora... por varios motivos:

1. Esta definición: "ese sentimiento de culpabilidad que sólo aparece cuando en realidad no has hecho nada pero, aún así, el resto del mundo parece culparte por algo que esperas poder llegar a descubrir algún día..."

2. Porque yo quiero ir también con ella: "Se iba en busca de su propia libertad (eso acerca de lo que tanto había oído hablar pero que, en realidad, ni quisiera sabía lo que era...); de aire puro y carente de resentimiento, rabia, celos, egoísmo, desconfianza, cinismo e hipocresía."

3. Porque la conclusión, tan positiva... es algo que hoy, precisamente hoy, necesitaba leer. ¿Por qué no se va a poder?

No lo sabes, pero con este texto me has hecho un gran favor.

Gracias, reina. Besos.

maria dijo...

Sin quererlo al leer la historia he visto reflejada en su camino el mismo que mucha veces yo he soñado y algunas veces incluso cumplido. Es una huida de todo y de ti misma para no seguir atrapada en ese mundo de hipocresias donde como dices a veces uno es meramente un soldado raso.
Un texto muy emotivo maria.
besos

Jara dijo...

Todo lo que implique conseguir lo que deseas es posible de seguir.. TODO!!

Lo más difícil es ponerse rumbo a ello!!!


besotes

Camaleona dijo...

Alguna vez también he querido huir lejos, muy lejos... pero mi maleta ahora tendría que ser muy grande, al menos tendrían que caber mis dos hijos... sin ellos no voy a ninguna parte.
Me encanta tu cuento.

Ana-Banana dijo...

Bravo, me encanta leerte. Me haces despegar de la silla durante unos instantes.

Graaacias! :D

Pugliesino dijo...

Desde el momento en que uno deja de creer,primero en sí mismo,segundo en los sueños,y por último en que se puede alcanzar,aunque todo en sí sea el propio camino.
Tu historia,el sueño,que tanta fuerza le impregnas en la narración,merece la pena creer en que existe o en que se puede crear ese lugar.
Un abrazo!

Diego Escudero dijo...

Muy bonito, una historia nostalgica y llena de esperanza.

Miguel González Aranda dijo...

María, tus frases están cargadas de sentimiento.
Cuando te levantas despues de volar, reinar o hacerte invisible aparcas tu fantasía a un lado y continuas el día a día....pero si sueñas algo posible, algo bonito, algo que puedes llevar a cabo....piensas en ello de otra manera, ¿por que no hacerlo realidad?

Un saludo

Óscar Sejas dijo...

¿El viaje a Ítaca?

Los viajes utópicos son los más fantásticos siempre de emprender. Al menos es la filosofía que yo sigo cada día.

Razón de más para seguir escribiendo y esperando que las cosas cambien algún día.

Quizás no esté Ítaca al final del camino pero hay un montón de paradas en medio que merecen la pena.

Un abrazo niña.

Anónimo dijo...

Buscaba la libertada para nacer de nuevo y elegir quién ser.

Anónimo dijo...

Es posible, y si yo sueño eso intentaría seguirla.

Al dijo...

Antes o después, más tarde o más temprano, alguien habría ido a por ella.

Acaso tú no irías a por mi?

Acaso yo no iría a por ti?

Ambas respuestas apuesto a que serán un si.

Por lo tanto: siempre hay un alguien dispuesto a ir a buscar a otro alguien, cuando algún alguien merece realmente la pena.

Habrá casos que rompan mi teoría, como en toda buena teoría que se precie de serlo, pero como no los conozco... conozco al escuadrón "tocao del ala" en el que todos nos tiramos de cabeza, sin paracaídas, airbag o flotador para ir a por ti ;^D


Mua mua muuuuaaaaaaaaaaaaaa

VaNe dijo...

Suscribo y coroboro:


""Antes o después, más tarde o más temprano, alguien habría ido a por ella.

Acaso tú no irías a por mi?

Acaso yo no iría a por ti?

Ambas respuestas apuesto a que serán un si.

Por lo tanto: siempre hay un alguien dispuesto a ir a buscar a otro alguien, cuando algún alguien merece realmente la pena.

Habrá casos que rompan mi teoría, como en toda buena teoría que se precie de serlo, pero como no los conozco... conozco al escuadrón "tocao del ala" en el que todos nos tiramos de cabeza, sin paracaídas, airbag o flotador para ir a por ti ;^D


Mua mua muuuuaaaaaaaaaaaaaa""





















=D