21/8/08

Y me desperté pensando en tí...

Esta mañana me he despertado pensando en tí. ¡Qué novedad! -pensarás- Pero sí que lo es. Normalmente el primer pensamiento del día se lo dedico a los minutos (quizás horas) que me gustaría seguir durmiendo...

Y pensando, pensando... acabó entrándome el pánico. Un pánico irracional a perderte, a pensar en la posibilidad de seguir sin tí.

He caído en la cuenta de lo mucho que he cambiado (o me has cambiado) con el paso del tiempo. El cambio me gusta, mentiría si dijese lo contrario, pero tiene una pega: que sólo tiene sentido a tu lado. Porque sólo tú podrías haber logrado que yo realmente me sienta como la princesa de los cuentos en los que nunca creí. Tal vez (y sólo tal vez) la prueba de que mi príncipe azul sí existe, se encuentre en un minúsculo lunar también de color azul (porque es azul) que tan sólo es perceptible entre sábanas arrugadas.

Un día me preguntaste qué era lo que me gustaba de tí y yo te enumeré la larga lista de típicos y tópicos extrictamente necesarios e imprescindibles, pero no te hablé de esas pequeñas cosas que marcan la diferencia y que te convierten en lo que eres y significas para mí.

No te dije nada de las cadenas que cada día inventas para que me aten a tí en contradicción con las alas que me brindas para ser libre; tampoco que creo que el cincuenta por ciento de las cosas que tenemos en común es tanto o más importante que el cincuenta por ciento restante, ese cincuenta por ciento que nos hace diferentes y, en lugar de alejarnos, simplemente nos da aire para respirar.

Me encanta, después de mucho insistir, haberte prestado un libro y que ahora me apures para que termine el que tengo a medias y te lo preste. A tí, que no te gusta leer (¿o era que no te gustaba? Ya no lo tengo tan claro...). Y es genial que, ni por asomo, tengamos el mismo gusto musical y al subirme en tu coche me digas que tengo tres segundos para adivinar la canción que vas a poner; que a mi me sobre uno y medio para saber que es "Completamente loca"; que me dejes subir el volumen y cantarla a voz en grito mientras tú arrancas y sonríes...

No sabes que me gusta presenciar, como mera espectadora, las locuras que se os ocurren a mi hermana y a tí; que no recuerdes ninguno de los nombres de ese árbol genealógico que mi madre se esmera en explicarte mientras Noe y yo hacemos bromas acerca de alguno de esos miembros de mi familia; que vayas con mi padre a los partidos de fútbol; que soluciones cada dos por tres los problemas de mi abuelo con el TDT; que escuches con total y absoluta paciencia cada charla interminable de mi abuela y, además, a pesar de que te diga que me fastidia, me enternece que el perro te haga más caso a tí que a mí...

Pero también es cierto que detesto creer que contigo existe el "para siempre" porque al creerlo me da miedo que realmente sea cierto y pueda perderte.

Lo bueno es que ese miedo y ese pánico que ahora siento, desaparecerán (al menos momentáneamente y hasta la próxima vez que vuelva a aparecer) cuando escuche el motor del coche y te vea llegar porque, aunque tampoco te lo he dicho, también me gusta que las semanas impares vengas a buscarme al trabajo y que las pares, me lleves a pasear. Y esta semana es par...

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué pedazo de homenaje a tu amigo o a tu amor. No sé, pero lo que sientes por él es tela de la buena.
Enhorabuena por tener un alma gemela.
Un beso

Óscar Sejas dijo...

No hay que tenerle miedo al para siempre porque vivimos una realidad finita y, por mal que nos pese, tarde o temprano todo termina.

Sin embargo te entiendo, porque yo he sentido alguna vez los mismos miedos y lo que es peor, se han hecho realidad. Pero uno aprende a vivir con ello y por nada del mundo cambiaría las ganas de seguirme ilusionando por muchos palos que me lleve.

Porque sé que en algún sitio, en algún lugar, existe ese para siempre. Yo no lo he encontrado todavía, pero no cerraré los ojos ante él, quizás tú lo hayas encontrado, no cierres los ojos y deja que el tiempo fluya.

De momento tienes un paseo por delante, aprovéchalo y sonríe, porque la vida no se mide por las veces que respiras, sino por aquellas en que te dejan sin aliento.

Un abrazo.

Oski.

wannea dijo...

y ese paseo hasta donde te llevó?? ^^ cotilla que es una... por cierto... yo tb dejo mi publicidad subliminal... te unes al reto Vlog?? xD no me pegues por la idea muak!

Anónimo dijo...

Te lo acabo de decir. Me hago una idea de pq te has levantado tú así hoy bruji y me jode mucho, pero bueno... cuando no hay forma, no la hay y esa pelea contigo sé que la tengo perdida.
X otro lado, mi video de hoy va dedicado a ti Y TB A GON!!!! XD

Un besiño!

VaNe dijo...

Aaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyy q petarda me eres. Deja la imaginación para fabricar historias y no para sacarte miedos de la chistera, vale? me harías ese favorcillo? ;)


Wapaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

VaNe dijo...

x cierto: quitando lo de los miedos me parece un texto precioso y creo que ALGUIEN debería leerlo, pero apuesto a que no se lo has enseñado, o me equivoco???

Esther dijo...

¡Qué bonito! Tienes mucha suerte. La verdad es que creo que ese debe de ser un miedo común que tiene mucha gente pero, viene bien olvidarse de ello, aunque sea por instantes para saborear aún con más deleite esa compañía tan especial.

Tb el que haya algo de disparidad en los gustos es muy bueno, pues da dinamismo a una relación y oportunidad de ponerte en contacto con otras facetas que nunca te dignaste a contemplar quizás... ...es bueno que hayan cosas en común pero, tampoco viene mal un poquito de diferencias.

Saludines.

Sara dijo...

¿Sabes una cosa?a mi antes me pasaba lo mismo que a ti. Tenía miedo de que César no fuera para siempre, me había acostumbrado tanto a vivir con él, que sólo pensar en no tenerle me hacía daño...

Ese daño me hizo no disfrutar al 100% muchas cosas, por ejemplo despertarme por las mañanas y encontrarme con su sonrisa de dormido, verle aparecer con una chocolatina cuando me iba a buscar a la biblioteca, o sentir su respiración en mi cuello mientras le enseñaba a cocinar...

Ahora lo sé porque aprendí a la fuerza a apreciarlo. Le tengo a kilométros de distancia, ya no es lo primero que veo por las mañanas ni lo ultimo que veo antes de quedarme dormida, no me despierta cuando tengo una pesadilla, ni me abraza cuando me pongo a llorar porque le echo de menos.

Pero me llama cuando algo no le sale en el trabajo, o cuando le apetece oir mi voz, habla conmigo por el msn todos los días durante horas y sabe adivinar cuando le escribo llorando, me escribe mensajes sólo para decirme que me quiere, incluso se gasta una pasta en un billete de avión de la noche a la mañana aunque sea sólo para estar conmigo dos días. Y ahora disfruto de todas esas cosas por pequeñas que sean al 100% porque no estoy dispuesta a volver a dejarme nada por el camino

No seas tan tonta como yo, no lo aprendas a fuerza de cosas malas, no puede ser muy sano :)

Un beso guapa!

maria dijo...

he visto un cielo despegado con el fondo de algunas nubes esponjosas. Precioso. Mucha suerte con tu otra mitad. ^^
Saludos

Carla dijo...

¡Ay! ¡Qué envidia! ¡Ha sido como leer uno de tus cuentos! Entiendo ese miedo al que te refieres, pero supongo que es precisamente ese miedo el que nos hace valorar las cosas, o lo que se desprende de nuestro cariño... Quién lo sabe.