23/9/08

Una galleta de la fortuna vacía (cc.114)

Relato escrito a medias con Vane.


"La felicidad no sólo se halla en la dicha, sino también en aprender a aceptar", pero ¿en aprender a aceptar qué?, ¿que la suerte y la buena fortuna no le estaban predestinadas?

Almudena apretó el puño con fuerza arrugando aquel estúpido papel y salió del restaurante. Era muy tarde para llamar a alguien pero muy temprano para volver a casa. Comenzó a caminar y sus pies la llevaron al Paseo del Puerto, aquel por el que siempre había soñado que paseaba con Juanjo. Algo que nunca pasó.

Iba pensando en sus cosas y autocompadeciéndose como de costumbre cuando la voz de una mujer llamó su atención:

- "No seas tonta y quítate esas cosas de la cabeza. La respuesta está delante de tus ojos y no eres capaz de verla". Le decía una gitana desde el tenderete que tenía colocado en el paseo.

- "No, tampoco vengas a sentarte junto a mí para que te lea la palma de la mano. ¿Para qué vas a hacerlo si no crees en estas cosas?

Era como si aquella mujer fuera capaz de leerle el pensamiento y por ese motivo las ganas que Almudena sentía por acercarse a aquella desconocida aumentaban.

- "Te repito que no vengas a mí. Sólo eres una chica inteligente que está haciendo el tonto. Tú sola has de quitarte la venda de los ojos y lo harás esta noche. Pronto lo verás..."

Una ráfaga de viento hizo que se levantara la arena de la playa que quedaba tras el paseo, Almudena giró la cabeza para que no se le metiera en los ojos. Cuando la ráfaga pasó y ella volvió a girar la cabeza, la gitana ya no estaba.

Caminó hasta la pequeña muralla que separaba el suelo de arena de la playa de las pequeñas baldosas que adornaban el camino del Paseo y se sentó sobre ella. Pensó en las palabras de la gitana. En la primera galleta de la fortuna que le habían dado en el Restaurante Chino y que había resultado estar vacía. Pensó en que había tenido que cenar sola porque Juanjo la había llamado unos minutos después de que ella hubiera llegado al restaurante para decirle que no podría acompañarla en la cena. Pensó entonces en esas últimamente tan frecuentes reuniones a altas horas de la noche que tenían lugar en las oficinas en las que Juanjo trabajaba. Pensó en todas y cada una de las mentiras que, a pesar de saber que lo eran, no había querido reconocer hasta el momento. Y en último lugar, pensó en la frase impresa dentro de la segunda galleta de la fortuna que había pedido en el restaurante: "La felicidad no sólo se halla en la dicha, sino también en aprender a aceptar".

Sacó el papel arrugado del bolsillo de su abrigo, lo estiró y volvió a leer la frase que contenía una vez más. En ese momento lo vio claro.

Caminó hasta la orilla y, con toda la fuerza de la que disponía, arrojó el papel al mar, porque aunque no se había dado cuenta hasta ese momento, no necesitaba una segunda galleta de la fortuna, la primera, aún estando vacía, lo decía todo. Vacía, así es como estaba su vida. Vacía de todo cuanto se merecía, aunque llena de cosas que tan sólo le permitían vivir a medias, sentir a medias y, en definitiva, ser feliz a medias.

Ese giro de ciento ochenta grados que su vida llevaba meses pidiendo a gritos, acababa de comenzar. Lo había hecho desde el momento en que Almudena le había dado la espalda al mar y, sonriendo, emprendía el camino de vuelta a casa…

Apenas cinco pasos después, su teléfono móvil comenzaba a sonar y con él, una nueva mentira implícita tras los nueve números del móvil de Juanjo. En ese momento, hubiera sido fácil deshacer el giro que había decidido darle a su vida pero, contra todo pronóstico, lo que Almudena hizo fue girarse para lanzar el móvil también al mar y seguir el camino que esa noche había decidido emprender.

Y entonces, simplemente, sonrió…






Para leer más historias con el mismo principio, visita: El CuentaCuentos.

13 comentarios:

VaNe dijo...

¬¬'

Entonces.... se supone que la primera en ver el cielo, esta vez, soy yo, no???? xD

A mi tb!!!!!!!!!!!! ^^

Bicazos majérrima!!!! :P

Anónimo dijo...

Hola. Me gusta la historia que has creado con mi frase.

Felicidades porque, creo que eres muy buena haciendo historias.

Un besote.

Rebeca Gonzalo dijo...

Me ha encantado de verdad, si es difícil escribir a partir de una frase "impuesta" mucho más me parece el hecho de hacerlo a cuatro manos y dos cabezas (ji,ji). Una historia sencilla pero muy bien contada y que deja huella y un poco de esperanza ante el giro del personaje que decide retomar por fin, las riendas de su existencia. Un saludo.

Bea dijo...

Mi niña que chulo ha quedado el diseño!!! Me encanta siempre la novedad, así una no se cansa.
Creo que siempre te he dicho que tienes una facilidad para escribir impresionante. Yo es que ahora... intento no pensar mucho. Aparte que ahora el tiempo se me va volando. Al hacerse mayor, más cosas por hacer también.
Me gusta que estemos en contacto siempre. Hay que seguir así.

Un besazo enorme mi niña y que pases muy buen día. Muakkkkkkkk!!

Anónimo dijo...

¡Me gusta!

Aunque la sonrisa se me antoje amarga y piense que yo no sería capaz de hacer ese giro y cortar con todo.

Un abrazo.

Esther dijo...

Hola, María:

Siento venir tan tarde por aquí pero, es que últimamente me ha sido casi imposible estar por aquí y más que lo voy a estar porque estoy ocupadísima y últimamente cuando no me pasa una cosa, me pasa otra. Pero, por nada del mundo quisiera dejar el mundo de los blogs. Aún me queda pendiente la segunda parte de tu historia: quiero leerla y lo hubiera hecho si ahora todo hubiera sido diferente. Espero poder hacerlo pronto, con más tranquilidad, no creo que pueda ya hoy.

Me gustó mucho tu historia. A veces, nos ocurren cosas que nos hacen vivir en un mundo de oscuridad, cuando la solución a veces es tan sencilla... ...pero, somos muy complicados. Fue valiente la protagonista y efectivamente eso es necesario: aprender a aceptar, otro paso para la felicidad. A veces, hay colores alrededor que por una razón u otra, nos son imposibles de ver.

Saluditos.

Anónimo dijo...

Muy bien tratado. Sutil para indicar la infidelidad de su pareja y un final descarado.
Buen mensaje el de que la felicidad también la tenemos que buscar. A veces tenemos que aceptar una realidad que no nos gusta para cambiarla.
Besos

M. J. Santa Martina dijo...

Realmente estas son las historias bonitas, las que te dejan buen sabor de boca y te hacen pensar un buen rato que hará a partir de ahora Almudena. Supongo que le costará pero saldrá adelante!!
un saludo

Pugliesino dijo...

Que bien se debió quedar!
Aquella vida,que no es que estuviese vacía,sino que como decía la gitana,tan solo le impedían ver su contenido,comenzaba a ser suya,y no es que sonriera porque fuera a ser facil sino porque era libre,era feliz.
Enhorabuena a las dos,una historia de tentaciones,de búsqueda,de tristeza y de un final que contenía la respuesta.
Un abrazo!

Óscar Sejas dijo...

Bueno, bueno, ¿pero qué tenemos aquí? si son las dos magníficas uniendo esfuerzos y tinta para escribir a medias.

Si el resultado viene siendo tan bueno deberíais juntaros más a menudo, pero cuando lo hagáis me llamas, que siempre mola rodearse de chicas guapas ;-)

Me ha gustado la historia, tiene ese toque optimista que tanto cuesta ver cuanto te encuentras en situación. Veredicto: 4 submarinos.

Un besO!!!!!!!!!

Anónimo dijo...

Me ha gustado la frase de comparar la galleta vacia como la vida de ella. Vacía seguramente porque giraba siempre en torno a lo mismo, como tu dices, a una mentira: Juanjo.

saludos!

Corina dijo...

Uy, pensé que te había avisado, guapetona.
He vuelto al final.
Besos

Jara dijo...

Pues yo lo único que puedo decir respecto a esto es que siento envidia sana por vuestra protagonista, y que algún día quizás seamos capaces de hacer lo mismo.



besotes a las dos