27/10/08

Gemelos y diferentes

Una tarde cualquiera, Raúl llena casillas vacías de un crucigrama en el salón de su casa. A su lado, en el tresillo, sus hijas Paula y Andrea [esas que a pesar de haber nacido el mismo día no se parecen en absolutamente nada] ven la televisión. Suena el teléfono y Paula lo coge mientras Andrea pulsa el botón de mute del mando a distancia [una de esas pocas tareas en las que son capaces de cooperar].

-Papá, es para ti –dice Paula- Llaman del Hospital.

Raúl atiende la llamada y su semblante cambia. Su rostro palidece y tan sólo atina a decir un escueto “está bien, iré ahora mismo…”.

-¿Qué ha pasado?, ¿qué querían? –pregunta Andrea-.

-Nada, no te preocupes. Ha habido un accidente y es para que vaya a donar sangre…

La sangre que circula por las venas de Raúl y que lo convierte en donante universal, es la misma sangre que salvó la vida de la madre de sus hijas durante el parto; la que dio nuevas fuerzas a la abuela tras la quimioterapia; etc.

-¿Y por qué tienes esa cara? ¿Conoces a la persona que ha tenido el accidente? ¿O es que de repente te da miedo que te saquen sangre? –ironiza Andrea sin ser muy consciente de lo que realmente está diciendo-.

-Es vuestro tío Manuel. Él es quién ha tenido el accidente…

-¿Y vas a darle tu sangre? Después de todo el daño que te ha hecho, que nos ha hecho… ¿vas a darle tu sangre? –increpa Paula-.

-Tengo que hacerlo…

-No papá, no tienes que hacerlo… -dice Andrea-.

-¡Es mi hermano! ¡Sí tengo que hacerlo!

-Él no lo haría por ti. Lo sabes, ¿verdad?

-Lo sé, pero él y yo no somos iguales…

En efecto, Raúl y Manuel no eran iguales, nunca lo habían sido [a pesar de que ellos también eran gemelos]. Y esas diferencias que les separaban y que convertían [por decirlo de algún modo] a uno en el gemelo bueno y a otro en el malo, también estaban presentes en las hijas de Raúl.

Por ello, al mismo tiempo que Andrea sujeta la mano de su padre mientras la enfermera le extrae la sangre, Paula impide que su padre salve la vida de su tío abriéndose las venas y perdiendo la suficiente cantidad de sangre como para necesitar también ella una transfusión.

Una semana más tarde:

-¿Te das cuenta de que has estado a punto de suicidarte?

-No, no quería suicidarme. Sólo quería quitarle al tío Manuel la posibilidad de volver a hacernos daño, de que la próxima vez sí acabase él con nuestras vidas. Lo hice por ti, por Andrea y por la memoria de mamá, que si no está con nosotros es por él.

-Podías haber muerto, Paula…

-Era un riesgo que tenía que correr. Andrea es mi hermana y aunque somos muy diferentes, yo por ella también haría cualquier cosa…

9 comentarios:

Unknown dijo...

¡¡¡Ay, María, por Dios!!! Como sigas en esta línea, voy a tener que inyectarme anticongelante en las venas... ¡que me dejas sin aliento, hija! Me meto de lleno en cada uno de tus textos... y no dejas de sorprenderme. Esperaré ansioso la siguiente entrada.

Enhorabuena por esa capacidad para producir y transmitir, que nunca se termine. Aquí tienes un seguidor, y a lo sabes.

P.D. Y muchísimas gracias por eso que tú has llamado "verdades vacías" porque... de vacías, nada de nada, y porque sí me han servido -y mucho- para sentirme acompañado y comprendido... y eso ya es un gran bien. Gracias.

R. dijo...

Tremendamente brutal.Enrevesado,cruel,genial.

Óscar Sejas dijo...

Creo que con esta historia el submarino de oro que te prometí construir se queda pequeño...

Impresionante de principio a fin niña. Todavía sigo sin palabras de la impresión. ¿Cómo puedes escribir tan bien?

En momentos así siento orgullo de ser tu "hermano de adopción". Aunque yo si tuviera que donar sangre lo haría sin dudarlo y espero que nadie se interpusiera en mi camino por su propio bien ¬¬.

Te dejo mi abrazo, mi aplauso y mi admiración.

Y por supuesto 16 pares de besos.

Anónimo dijo...

Ufff


Duro a la vez que impactante.


No habría obrado como Paula, creo que si lo hiciera me tocaría cargar con ese peso toda la vida...

Pugliesino dijo...

Uff menuda situación narras en la historia.Confluyen diferentes formas de afrontar el presente,un presente que no olvida el pasado,un pasado que condiciona el futuro.Por un lado la actitud del padre refleja la reacción humana de salvar una vida.Y pareciera tal vez frente a esa postura,insolidaria con su padre la reacción de sus hijas.Pero la frase última de Paula que nos desvela que su madre no está por culpa de Manuel cambiaría esa percepción.
Un gran relato María.Un abrazo!!

Jara dijo...

:O

¿con esto te vale? :O :O :O

Me gusta y te noto diferente en los textos y eso me gusta también!!!

besotes


pd: no te animas al evento EBE?

Anónimo dijo...

Impresionante.
Me quedo a ver el cielo azul.

Lauriña dijo...

Por suerte también hay hermanos "no gemelos" diferentes el uno del otro. Hummmm... capto el mensaje oculto. ¡miedo me das! ¡MIEDO ME DAS! jajajaja ;)

Pedro dijo...

Me dan miedo estos personajes que creas, de verdad, más aún que cualquier monstruo de pesadilla. Son tan reales, tan coidianos y cercanos... Eso hace que sus actos, ese intento de suicidio par negar la ayuda a otro, sean aún más espeluznantes.


Un saludo,

Pedro.