19/10/08

En pedazos... (cc. 117)

El pastel estaba en el horno, las tazas del desayuno recién lavadas, las alfombras acababan de ser sacudidas y Lucía aún dormía plácidamente en su cuna cuando sonó el timbre. Emma fue a abrir la puerta (pensando que, como cada miércoles, su vecina le traía unas cuantas galletas recién horneadas para la merienda de Julián, quién estaba en el colegio desde hacía más o menos una hora) y, tras hacerlo, se extrañó al verle ahí.

-¿Qué haces aquí a estas horas? ¿Ha pasado algo en la fábrica? Y tus llaves… ¿las has perdido?

Una bofetada la hizo callar. Un puñetazo (el mismo que la hizo caer al suelo) transformó el jarrón de la entrada en un puzle imposible de cincuenta y nueve piezas. La primera patada fracturó dos de sus costillas, las sucesivas la hicieron llegar (rodando) al salón.

El pastel estaba en el horno (en su punto) cuando al último soplo del corazón de Emma no le siguió ninguno más. Agua, lejía, una fregona y un cubo, bastaron para limpiar el suelo que pisaba un ser sin remordimientos ni sentimiento de culpabilidad. Los trozos del jarrón, dentro de una bolsa de Mercadona. Los zapatos sobre la mesita del salón, una cerveza fría en la mano izquierda, el mando del televisor en la derecha y, de fondo, el incesante llanto de Lucía (como enésima petición de ese biberón que no llegaba).

El pastel estaba en el horno (quemado) cuando Julián, acompañado por una vecina, volvió del colegio.

-Papá… -dijo con asombro al verle en casa a esa hora- ¿y mamá?
-No está.
-¿Cuándo va a volver?
-No va a volver, se ha ido.
-¿Y quién va a cuidar de nosotros ahora?
-Yo.
-Pero tú tienes que ir a trabajar y la fábrica…
-En la fábrica ya no hay trabajo. No tengo que volver.
-Pero… mamá…
-¡Déjame ver las noticias y ve a ver porqué llora tu hermana!


15 comentarios:

Unknown dijo...

María, por Dios...

¡¡¡Qué fuerte!!! Me iré a dormir con el corazón encogido. Sé que la cruda realidad nos golpea con casos como éste casi a diario...

...pero lo has escrito tan conciso, tan claro, tan directo... que me has puesto lapiel de gallina.

Buenas noches, amiga.

Carla dijo...

Caramba. He tenido que leerlo varias veces porque no me lo podía creer. El relato te ha quedado clavado. Lo único que no me gusta demasiado, en lo que se refiere a la redacción, y lo cierto es que no sé por qué, es el paréntesis del primer párrafo aclarando dónde está el niño. Por lo demás, es tremendo. Frío, cruel. Parece como si hubieras extraído un pedazo de la realidad diaria de una familia. Todavía estoy pasmada. Tal vez mañana pueda articular algo más. Un abrazo!!

Yeli dijo...

Ni un pedazo mas, ni un golpe mas, ni una vida mas!
Hay que detener la ola de violencia contra las mujeres y crear conciencia de este terrible mal.
Un abrazo
Yeli

Rebeca Gonzalo dijo...

Crudo, directo y veraz. Tremendamente injusto y cada vez más común en nuestros días. Me gusta a peasra de su dureza, porque es una denuncia que debería viajar de boca en boca hasta erradicarla. ¡Escalofriante!

R. dijo...

¿Conoces la canción del Chojín "el final del cuento de hadas"? Me recordó a este texto. Qué crudo y real por desgracia.

Pugliesino dijo...

Bufff, bueno ya sabes en cuanto a esos temas,iba a decir mi opinión,pero digo mejor la de todos.
Impactante relato! Las palabras que siguen al momento de abrir la puerta parecen transformarse en esos trozos mezcla de jarrón,que van cayendo,sangre,sobre el suelo,rompiendo toda respuesta,lágrimas,con que poder responder a aquellos niños.Como dice Cendra,un extracto de realidad en cualquier lugar del mundo en estos momentos.
Genial la denuncia que conlleva y el impacto que causa.A ver si esa calaña desapareciera de la faz del mundo.¡
Un abrazo!

A. Garcia dijo...

Desgraciadamente, lo peor de esto es que no son solo historias que se escriben en algun sitio, sino la cruel realidad que rodea al mundo.

Tenemos que empezar a enseñar a los niños de hoy que, la unica mano que hay que echar a alguien, es para ayudar.

Óscar Sejas dijo...

¡Toma puñetazo crítico y social!

Ojalá en el mundo no existieran estas cosas, pero existen, que mejor reivindicación que este relato.

Cruel, doloroso, oscuro...como esos cabrones que pagan sus penas con sus mujeres/parejas, sin mostrar el más mínimo asomo de humanidad. Que se pudran en el infierno.

Un abrazo María, voy a tener que inventar otro submarino en mi blog, por lo menos de oro, porque te los llevas todos...

¡Un abrazo!

Metalsaurio dijo...

buena historia aunque muy bruta...

Jara dijo...

Ya sabes que pienso sobre este tipo de escritos... si sirvieran para algo los dejaría escritos en el cielo!!

Rabia. Directo.


1 besote.

Unknown dijo...

ufff, que lindo!

Pedro dijo...

Terrible. Pero muy, pero que muy bueno, sin compasión. Te parecerá raro, pero es una de esos textos que dicen mucho en pocas palabras pero qeu si al mismo tiempo continuaras con ese tono (pero sin tanta fuerza) tendrías un relato largo apra quitarse el sombrero (ya lo es en formato corto).

Llevas muchas razón en algo que me dijiste el otro día: ¡Cuanto has aprendido!

Un abrazo,


Pedro.

Esther dijo...

Hola, María:

Siento venir tarde por aquí pero, es que últimamente estoy mucho más ocupada y esta semana tenía que hacer tb algo importante.

Me gustó mucho. Es una realidad terrible que sucede en el día a día. Me he fijado por ejemplo, en el telediario, pones muchas veces la tele y sale alguna a la que han matado... ...es terrible y triste.

Saluditos.

Lauriña dijo...

Joder... que cambio más brusco, no me lo esperaba para nada. Me has dejado muellllta... :S

Muy bueno, muy pero que muy bueno... ;)

Anónimo dijo...

Ojalá que las medidas que el Estado lleva a la práctica desde hace años vaya contribuyendo a que casos como el del relato no tengan lugar.

Gracias por tu visita a mi blog. "Don Juan de Marco" tiene diálogos interesantes y muy bellos, como el que tú citabas.

Te apuntaré en mi lista de blogs para visitarte a menudo.

¡Un saludo!