9/7/11

472

Hace exactamente quince meses y quince días (472 días) que nació Aleix. A mi todavía continúa pareciéndome que fue ayer y sin embargo los días continúan pasando a velocidad de vértigo, sin que apenas me dé tiempo a darme cuenta.

Cada día que pasa, se aleja un poco más de ese ser indefenso y diminuto que llegó a nuestras vidas para hacerlas plenas y da un paso hacia adelante en su camino de convertirse en ese niño autónomo e independiente que muy pronto será.

Todavía recuerdo cuando me daba miedo el poder lastimarlo a la hora de vestirlo, bañarlo o simplemente al cambiarle el pañal… es cierto que ya nada de eso me asusta desde hace meses, pero no es menos cierto que ahora mis miedos sean otros.

Aleix se pasa el día corriendo de un lado para el otro, tratando de acceder a los lugares a los que antes no podía e intentando alcanzar todas y cada una de las cosas que antes se le presentaban unos centímetros más altas o más lejos. Botones como los del horno, la lavadora, la tv, el Dvd y demás, parecen tener un imán y lo atraen más que cualquiera de sus juguetes.

Hasta hace una semana, existía una pequeña circunstancia que nos daba un respiro y proporcionaba algo de tranquilidad y sosiego, pero aprendió a levantarse él solito del suelo y se acabó. Adiós al poder escaparte unos segundos al servicio, abrir la puerta, contestar al teléfono, etc.

Tiene muy claro lo que quiere, cuando lo quiere y con quién lo quiere. Cuando era más pequeño cualquiera podía llevárselo dónde fuera, ahora ya no… Y es que el “NO” lo domina a la perfección y no duda en utilizarlo cuando lo cree oportuno. Aunque no es su única palabra, junto al mamá, papá, abu, lela, tete y otras palabras que dice desde hace meses, ahora también sabe el nombre de los personajes de los dibujos que más le gustan y, además, le ha cogido gracia a llamarnos por nuestros nombres de pila y a utilizar ese “maaamiii” que le sale tan dulce y meloso con el que consigue todo cuanto se propone.

A veces me sorprendo a mi misma manteniendo conversaciones con él. Conversaciones a las que está atento y es capaz de responder a lo que le digo afirmando o negando algo, con un nombre, una palabra o una holofrase. Después lo pienso y llego a la conclusión de que es una de esas cosas que si no las ves no te las crees, así que simplemente sonrío y me las guardo para mí.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué ricooooooo! ¡y cómo pasa el tiempo! La nena de mi amiga ya tiene 17 meses y nos tiene corriendo todo el rato tras ella, jejeje. A mi me hace mucha gracia cuando la dices cosas y parece que te entiende. Son un amor.

Ailën dijo...

Qué bonito debe ser ver crecer a tu propio hijo...

Lo de los botones es un peligro! Mi primo llegó a descubrir cómo se encendía la lavadora para que diera vueltas y ahí se quedaba, hipnotizado...

Me ha hecho mucha ilusión leerte, aunque últimamente ande poquísimo por blogs y me pierda muchas actualizaciones...

¡Besos!

R. dijo...

Cuando sea madre quiero ser como tú.

Sil dijo...

Que bonito que es:)
soy nueva por estos mundos y he creado mi blog de pulseras, anillos...etc que yo misma hago espero que te pases alguna vez
gracilas
silvia

Óscar Sejas dijo...

Así son los pequeñines :-)

Parece que no entienden ni papa pero realmente lo están entendiendo todo. Gozan de una sabiduría primaria que nosotros ya hemos perdido y que a mi me hace sonreír siempre.

Crecerá, claro que lo hará pero mientras, te queda mucho tiempo para disfrutar esta etapa. Vida y vitalidad en estado puro.

Un abrazote inmenso para los dos.